
A veces la naturaleza nos sorprende con fenómenos que pensamos que no pueden ser reales, pues bien, eso es lo que pasó a principios del 2016 en Australia, donde en las zonas más desérticas del país se pudieron recuperar por unos días un aspecto mucho más «verde» de lo habitual. Lo explicamos bien: el año 2016 comenzó con los desiertos de Tirari y de Simpson, en el estado de Australia Meridional, inundados por las intensas lluvias de los primeros días del año.
Las lluvias descargaron 182 l / m² en dos días, el registro de precipitación más importante desde hace décadas. En sólo dos días ha llovido más de lo que suele llover durante todo un año. Según Australian Wildlife, desde 1974 no llovía tanto en esta zona tan árida de Australia. Las dunas se convirtieron en islas rodeadas de agua en la zona de Kalamurina, un ecosistema desértico de la cuenca del lago Eyre, una extensión salada y sin agua.
Pero los efectos de estas lluvias van a dir más allà de unas simples fotos eventuales, ya que las inundaciones aportarán una gran recarga a los acuíferos y tendrán un efecto muy beneficioso para la fauna de esta zona desértica. La vida ha vuelto a la región en unas condiciones inusuales de verano austral, aunque sea solo por unos días.
La imagen superior corresponde al día 17 de enero y está tomada desde el satélite Terra de la NASA. La parte verde y la extensión de agua más grande son el lago Eyre, y la salpicadura de charcos de la parte superior son las lagunas formadas en el desierto. Quien diria que se trata de un desierto cuando se pueden ver las siguientes fotos. Con todo, estos pequeños fenómenos nos recuerdan que de vez en cuando la madre naturaleza puede regar zonas mucho más inhóspitas. Algo tendrá que ver el cambio climático y la mano del hombre, que vuelve algo loco a los fenómenos meteorológicos.