
Barcelona es una ciudad de origen romano, y por eso, tiene diferentes elementos en toda la ciudad que recuerdan ese origen.
En la actualidad se pueden visitar diferentes puntos de interés del antiguo mundo romano, pero quizá uno de los más interesantes y curiosos es el Temple d’August (Templo de Augusto).
Se trata del templo erigido en el punto más alto de la ciudad romana, y que protegía a la ciudad y sus habitantes en aquellos remotos tiempos.
Está situado a muy pocos metros de la Plaça Sant Jaume, como es lógico, y se puede visitar en un horario restringido.
Para llegar hasta él habrá que callejear por unas pequeñas y estrechas calles, en las que ya podemos darnos cuenta que estamos realizando una elevación.
Llegaremos a un portal, de una calle que más que romana es medieval, y entonces entrando dentro de un edificio, en un patio entre diferentes edificios y ventanas, veremos una serie de columnas.
En efecto, lo que queda del Temple está en un patio de luces entre edificios, y podremos ver ventanas y puertas, que, además, nos explican cómo es Barcelona de complicada después de las fachadas.
La mayoría de edificios de la ciudad están conectados por puertas, ventanas y pasillos sin ningún tipo de orden, y el Temple además de las columnas también nos explica esta parte de la historia de Barcelona.
Para los más curiosos, en el mismo edificio está situado el CEC (Centre Excursionista de Catalunya), una de las asociaciones más antiguas de Cataluña, con una biblioteca y un fondo documental de una importancia increíble.
En la salida, los más observadores verán que hay una placa en la parte derecha de la entrada al edificio. Es el llamado punto “geodésico”, que se sitúa en los puntos más altos de las ciudades y pueblos.
Exacto, estaréis en 17,9 metros de altura sobre el nivel del mar, el antiguo punto más alto de la ciudad de Barcelona hasta que se derribaron las murallas y la ciudad creció hacia las zonas altas.