
Pero el movimiento modernista, tiene un máximo exponente que también vale la pena visitar: el Palau de la Música Catalana. Es un edificio espectacular en medio del barrio de Sant Pere, muy cerca de la zona centro de la ciudad.
Entre las calles pequeñas que hay a su alrededor, un monumental auditorio que se concedió en sus inicios como sede para el Orfeó Català, una sociedad coral con una importancia que se refleja fácilmente al ver este edificio.
Obra de Lluís Domènech i Montaner, uno de los arquitectos más importantes del movimiento modernista, se inauguró en el 1908, y en sus fachadas se puede advertir las referencias a la cultura y tradicionales catalanas.
Y es que más allá de la música, el Palau ha representado siempre un vínculo con los movimientos catalanistas de la ciudad, siento epicentro de las reivindicaciones y la salvaguarda de las tradiciones y lengua catalana.
En el interior, un festival de color saluda al visitante, columnas decoradas con el máximo detalle y una sala de conciertos central simplemente espectacular, que hacen que no solamente se trate de música.