
Situado en plena Rambla, el mercat de Sant Josep, popularmente conocido como La Boqueria, es uno de los mercados principales de la ciudad, y aunque su actividad se dirige cada vez más hacía el turismo, lo cierto es que aún conserva muchos elementos de los tradicionales mercados que hay distribuidos por toda Barcelona.
El origen de La Boqueria es incierto, aunque hacía el año 1200 se empiezan a documentar la presencia de campesinos de pueblos cercanos de Barcelona que se disponen en lo que vendría siendo hoy la Rambla a vender sus productos a la gente de Barcelona.
En aquel momento, La Boqueria estaría situada justo en una de las puertas de la ciudad medieval, y esos campesinos que vendían sus productos irían evolucionando hacía algún tipo de mercado al aire libre mucho más cohesionado.
El nombre de La Boqueria proviene de esos tiempos, ya que es el nombre que recibía la explanada que se situaba justo delante de la puerta de la ciudad, y donde como hemos dicho, se iban situando esos campesinos.
No fue hasta pasado el 1802, que con motivo de la visita de Carlos IV se decidió trasladar por motivos estéticos a todas estas paradas al que sería el huerto del convento de Sant Josep.
Las paradas eran algo anárquicas y no tienen demasiado orden, hasta el punto que las autoridades decidieron ordenar todo el espacio. Pero no es hasta el año 1835, que, durante una revolución en la ciudad de Barcelona, se quema en convento de Sant Josep.
Es entonces cuando los paradistas reclaman reconstruir el convento, pero dando un nuevo uso al espacio: un mercado.
De forma coetánea, por toda Europa se construyen mercados centrales, cubiertos por grandes techos de metal, y es así como nace lo que vendría a ser tanto la ubicación como la propia construcción del mercado de Sant Josep.
No entraremos en las muchas reformas que ha sufrido el propio mercado y sus diferentes ampliaciones, porque al visitante tampoco le importa demasiado.
En todo caso, La Boqueria es uno de aquellos lugares que se deben visitar en Barcelona. Las paradas muestran colores y formas increíbles, exponiendo sus productos de una forma más que llamativa.
En el mercado se puede comprar fruta para llevar, así como turrón y otras delicias. Aunque encontrarás a personas haciendo su compra habitual, lo normal es que los turistas se hagan hecho con todo el mercado.