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La Torre de los vientos de Atenas, una estación meteorológica con más de 2.000 años de historia

La que puede ser la primera estación meteorológica del mundo se ha abierto al público por primera vez en 200 años. Se trata de la Torre de los Vientos, situada en la Acrópolis de Atenas, y que tiene más de 2.000 años de historia. En la torre también había un reloj solar que, incluso, funcionaba en la oscuridad.

Peculiar y lujoso

El monumento, que también se conoce como Aerides, tiene forma octogonal y mide unos 14 metros de altura. Está hecho casi de manera íntegra de mármol pentélico, al igual que el Partenón. Es un material difícil de ver en edificios que no sean templos. La autoría de la torre se atribuye al arquitecto y astrónomo Andrónico de Cirro.

En lo alto del techo, hecho de 24 placas de mármol, descansa un capitel corintio que habría servido como la base de una veleta de bronce en forma de Tritón, un dios del mar de la mitología griega. También hay un friso de ocho Anemoi, dioses del viento, cada uno de ellos indicando los puntos cardinales principales, representados por Bóreas, Notos, Euros y Céfiro, y también los secundarios.

La torre está situada en el Ágora, la plaza pública y centro comercial, cultural y político. Según el jefe de conservación, Stelios Daskalakis, la torre era de gran valor para los comerciantes para saber el tiempo meteorológico, pero también para controlar el tiempo cronológico.

Y es que bajo los frisos eólicos aparecen las líneas de un reloj de sol. El gran misterio sigue siendo cómo funcionaba el reloj por la noche. La teoría más aceptada es que había algún tipo de mecanismo hidráulico que accionaría una clepsidra, un dispositivo de reloj acuático, aprovechando el agua proveniente de un arroyo de la colina de la Acrópolis.

Griegos, romanos y otomanos

La vida de la torre del reloj y de la estación meteorológica fue de corta duración. Se cree que los romanos saquearon el mecanismo, que nunca se ha encontrado. Con los años, el monumento sirvió como iglesia. Los restauradores han descubierto fragmentos de frescos de temática cristiana, entre ellos un ángel y un santo a caballo.

Utilizando una cámara multiespectral, también han descubierto la extravagante decoración interior y exterior rica en color, de un profundo azul egipcio por el techo y con una franja ornamental azul y roja.

Durante los últimos años del periodo de dominio otomano de la ciudad, el monumento fue utilizado como lugar de culto para los Derviches sufíes, por eso también hay un Mihrab, un nicho que apunta la dirección de la Meca, con inscripciones otomanas decorando sus paredes.

Su uso como lugar de culto musulmán salvó el monumento de las garras del diplomático británico Lord Elgin, que quería llevárselo a Inglaterra, como hizo con valiosos mármoles del Partenón hace 200 años.

El monumento estaba cerrado al público desde que los derviches lo abandonaron en 1828, salvo un breve período de uso para almacenar antigüedades en 1843. Los años pasaron factura, igual que los desastres naturales y la contaminación. La restauración completa comenzó en 2014.

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