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La Rosa Blanca, Hans y Sophie Scholl

Las manifestaciones públicas contra el nazismo eran insólitas durante el III Reich; después de 1933, la intimidación instantánea de la Gestapo y de las SS, funcionaban como poderosas armas de disuasión. Uno de los pocos grupos que se revelaron fue el iniciado en la Universidad de Múnich, llamado Weisse Rose, (Rosa Blanca), este grupo opositor universitario, estaba dirigido por Hans y Sophie Scholl, ambos estudiantes de la Universidad de Múnich.

Robert Scholl, el padre, había advertido a sus hijos del nefasto gobierno nazi, no obstante Hans se unió a las juventudes hitlerianas, y su hermana mayor Inge, se convirtió en líder de su equivalente femenino, el Bund Deutscher Mädel. Hans pronto se arrepintió de pertenecer a las juventudes desilusionado por el nazismo e intento formar su propio partido opositor dentro de las mismas juventudes. Ello provocó una redada de la Gestapo en la casa de los Scholl, en Ulm, y en 1937 la familia fue declarada enemigos del Estado.

En 1942, Hans y Sophie conocieron a un grupo de estudiantes de medicina de la universidad de Múnich y formaron un grupo de oposición al que denominaron La Rosa Blanca, su objetivo era realizar  oposición a Hitler. Los miembros empezaron a actuar con cautela debido a la fuerte represión, las calles de Múnich se llenaros de eslóganes con el anunciado de Libertad o Abajo el Nazismo, poco a poco fueron subiendo su osadía e imprimieron panfletos los cuales informaban de la exterminación judía y las atrocidades nazis tanto en Múnich como en otras ciudades alemanas, el eslogan » No callaremos, somos vuestra mala conciencia. La Rosa Blanca no os dejara en paz», fue repartido por todo Múnich.

En febrero de 1943 Hans y Sophie se dirigieron a la universidad de Múnich portando gran cantidad de panfletos los cuales depositaron en aulas y esparcieron por el patio interior de la misma, fueron vistos por un conserje el cual los denuncio a la Gestapo, la cual los detuvo junto a su amigo Christoph Probst. Tras una pantomima de juicio fueron condenados a muerte y decapitados esa misma tarde. Sophie siempre había tenido la certeza de que su sacrificio contribuiría al alzamiento de la población de Múnich y que la resistencia universitaria serviría para concienciar a la población de Múnich, la realidad es que su sacrificio no resultó lo esperado, incluso algunos universitarios aplaudieron sus ejecuciones.

Cuando visitéis Múnich, pasad por su universidad y recordad a estos héroes anónimos que lucharon por la libertad dentro del mismo infierno.