
Los Highlands se encuentran en el norte de Escocia y su principal centro administrativo es la ciudad de Inverness. Cuando imaginamos los mejores paisajes de Escocia es fácil pensar en los Highlands o tierras altas: Niebla eterna, montañas agrestes, castillos de leyenda y el omnipresente whisky. Incluso los monstruos legendarios como Nessie escogieron este lugar para darse a conocer.
Los orígenes escoceses se pierden en la historia para añadir aún más misterio a una zona que desprende por sí misma un halo de misterio y una historia milenaria. En el norte de Escocia, los Highlands o tierras altas, se reparten entre pequeñas ciudades, pueblos que siguen un ritmo propio y unas costas insólitas que desprenden el aura de tierra intacta que solo tienen algunos lugares privilegiados.
El orgullo de los antiguos clanes plana aún sobre una comarca de la piedra se junta con la naturaleza en castillos como los de Eilean Donan, Dunrobin y Urquhart. Desde las restas de murallas que quedan en pie de esta última fortaleza se dominan las aguas del lago Ness, hecho que la ha convertido en un mirador privilegiado que espera que el legendario monstruo decide aparecer.
Cerca de este lago tan turístico y justo con el estuario de Moray esta Inverness, considerada la capital de los Highlands. Su castillo marca el perfil de una ciudad con una animada vida cultural, comparable en cierta manera a la de Fort William, más al sur, y centro neurálgico del área de Lochaber. Fort William con centra su actividad alrededor de High Street y en la rodalía se alza la Ben Nevis, montaña celebré porque es la más alta del Reino Unido. En el área de lo Lochaber también es posible pasear por el agradable lago Morar, el más profundo de agua dulce de toda Europa.
Imprescindible: La isla de Skye
Al oeste de las Highlands está la interesantísima isla de Skye los vikingos que llegaron a sus costas la bautizaron como la «isla del cielo» este cielo de súbita lluvia insistente que está presente en toda la isla y en especial en toda Escocia. Más de veinte pueblos se reparten un territorio re por acantilados. El más visitado, Kyleakin, es uno de los parajes más pintorescos de Skye, dónde la música suena a ritmo de tradicionales gaitas y el whisky que sale de sus destilerías concentra todo el sabor escocés.