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Las ciudades del Imperio Bizantino

Uno de los imperios que históricamente han llamado más la atención a los historiadores es el Imperio Bizantino, su creación y agónica destrucción marcan un antes y un después en la historia, y de hecho, como continuador natural del antiguo Imperio Romano, podemos hablar de una estructura político-administrativa que duró siglos, de hecho, ninguna organización ha conseguido durar tanto en la forma de imperio, hablamos del año 395 al 1453, poca broma. Para entender bien la importancia de los bizantinos, debemos ir primero a su creación, el emperador Constantino decidió dividir el antiguo Imperio Romano en dos parte: occidente y oriente. La parte más rica, dinámica culturalmente, y también con más progreso era la oriental, de ahí que también se llame Imperio Romano de Oriente.

La capital del Imperio Bizantino: Constantinopla

Su nueva capital, Constantinopla, relevó a Roma como una de las ciudades más pobladas del mundo, con más riquezas y mitos en ella. Miles de familias patricias romanas se trasladaron a la nueva capital, dejando medio desierta la antigua Roma. En la nueva capital, a través de los siglos, se fueron construyendo grandes murallas, tan imponentes que nadie podía pasarlas sin que sus habitantes quisieran lo contrario. De esto surgió la apelación a «defensa bizantina». De hecho, en el 550 el Imperio Bizantino logró su máxima expansión. Con posesiones en Italia, toda la costa norte de África, el actual Egipto, todos los bálcanes, Turquía, oriente próximo e incluso parte del sur de España fue sin duda un digno sucesor de su antigua matriz de Imperio Romano.

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Algunas de las ciudades más importantes del Imperio bizantino fueron Constantinopla, pero también Antioquia, Atenas, y tantas otras ciudades que estaban repletas de tesoros, oro y ante todo, cultura. Pronto los bizantinos se pasaron a la religión cristiana ortodoxa, y sus continuas peleas internas llevaron a un debilitado estado militar.

A cada década, los bizantinos fueron perdiendo terreno, durante siglos, casi 1000 años, fueron los defensores de la entrada del islam en la Europa continental, pero el Imperio solo era algo defensivo, así, muchos historiadores consideran la entrada a la edad moderna justamente la caída en 1453 de Constantinopla en manos de los turcos, un hito para la cristiandad y que convulsionó a toda Europa, provocando en cierta manera un cambio de perspectiva: el futuro pasaría por el atlántico y las costas africanas, no por reconquistar el norte de África y los territorios a los turcos.

Una historia fascinante, que te recomiendo que profundices, una civilización fascinante, donde la religión, la cultura y la historia tenían un papel importantísimo.