
Por toda Sudamérica existen grandes salinas de las que cada foto que veáis os va a llamar la atención de una forma increíble. Son lugares casi mágicos, de aquellos dónde la naturaleza toma todo su esplendor y nos regala increíbles imágenes para nuestra retina, y que de igual forma, nos ayuda a entender la importancia de conservar espacios así en nuestro planeta, ya que crean riqueza y estabilidad en el territorio. Pero de todos ellos, hoy vamos hablar de uno en particular, se trata de Uyuni, una salina en Bolivia que os encantará.
Uyuni, el poder de la sal
Al sur este de Bolivia, a 3.860 metros por encima del nivel del mar, hay un lago de sal que forma una espectacular imagen de reflejos, color y luz. Se trata de la salina de Uyuni, la mayor del mundo y que se puede visitar en el departamento de Potosí. Un lugar necesario para aquellos viajeros que estén por la zona y quieran tocar el cielo por unos instantes de su tiempo.
Unas once capas de sal -formadas por la evaporación del que un día fue agua- crean esta enorme superficie de 12.000 metros. La formación de rocas, pozos volcánicos y géiseres dan a la región una gran riqueza natural. La salina es una zona casi desierta, pero que en su interior guarda una gran cantidad de recursos naturales: aproximadamente 9 millones de toneladas de litio y otros minerales.
Si piensas que serás el primer turista en descubrir este tesoro, vas algo errado. Miles de turistas acuden cada año para contemplar este paisaje, que junto con sus lagunas coloreadas de verde, amarillo o azul, forman un espacio natural de gran belleza. Pero lo más impresionante es que, cuando el cielo está nublado, el horizonte se difumina y se forma un efecto llamado «white-out», que nos impide distinguir el cielo del suelo. Esta es una de las cosas que hace que la salina de Uyuni sea el lugar perfecto para los amantes de la naturaleza, la fotografía o la aventura.
Además de su belleza natural, los visitantes pueden disfrutar de la población de Colchani, el principal acceso a la salina y el lugar donde se realiza el secado de la sal. En pleno corazón de la región, podemos encontrar el Hotel de la sal, donde las paredes, el suelo y los muebles están hechos de sal. Cerca del pueblo de Uyuni, está el cementerio de trenes, donde podemos encontrar locomotoras o vagones que se utilizaban a finales del siglo XIX y principios del XX. Para los amantes de la fauna, cada noviembre en se pueden contemplar tres especies diferentes de flamencos sudamericanos, como también se puede disfrutar de la Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Avaroa.