
Uno de los países que en las últimas décadas siempre se sitúa entre los más visitados del mundo es Tailandia. Los que pisan este país asiático siempre vuelven con la sensación de haber estado en un país totalmente diferente. De hecho, uno de los principales atractivos del país no son sus playas y sus islas paradisíacas, lo es principalmente su propia gente. A Tailandia la llaman «el país de la sonrisa» y es complicado que alguno de sus habitantes te trate mal o no intente bromear contigo. Esta fuerza interior de los habitantes de Tailandia hace que cada año miles de turistas se enamoren del país. De hecho, un dato muy curioso es que la mayoría de turistas que visitan el país no son nuevos. Esto quiere decir que es más que habitual volver a visitar el país una y otra vez. Sin duda, un viaje a Tailandia debe marcar mucho, y de hecho, todos dicen lo mismo: Tailandia es un lugar muy especial.
Si entramos a hablar del propio país, el primer comentario debe ser para su capital, Bangkok. Se trata de una gran urbe de 14 millones de habitantes, y para todos los occidentales a primera vista es un caos de ciudad. Aquí las imágenes que la mayoría tienen de las grandes ciudades asiáticas se hacen, en parte, realidad: grandes edificios al lado de casas tradicionales, mercados interminables al aire libre, calles repletas de personas, caos y más caos. Pero al cabo de unas horas por la ciudad, se puede ver que hay un orden dentro de todo ese desorden, y que los habitantes hacen de esta ciudad un punto central de sus vidas.
Tampoco hace falta exagerar. No se trata de una ciudad anclada en el pasado. Por ejemplo, la forma más habitual de desplazarse por ella es justamente la moto-taxi. Por tanto olvídate de las imágenes de inundaciones de bicicletas, muchos utilizan motos, y hay suficientes coches circulando como en cualquier otra urbe cosmopolita del mundo. La vida nocturna tiene una parte importante de la atracción de la ciudad. Diferentes zonas se convierten gracias a su iluminación y la gente de un lado para otro, en verdaderos barrios que no duermen, y el jaleo puede ser el habitual que durante el día, una de estas zonas más populares es Silom. En esta zona se puede encontrar cualquier tipo de diversión, con esto se dice todo.
Pero por supuesto Tailandia es mucho más que zonas de copas y ciudades, también hay una riqueza inmensa a nivel religioso, arquitectónico, que vale la pena visitar. Además, sus atractivos también están en el paisaje, se puede disfrutar de submarinos en muchas de sus islas, así como también de playas de postal. Es evidente que en Tailandia cada cual puede buscar los atractivos y las actividades que más le gustan, sin duda, las hay dispones para todos los gustos, lo que hace aún más entretenida la visita al país de la sonrisa.