
Durante la Edad Media, Avignon fue la residencia preferida de los papás y el centro del cristianismo occidental. Todo un referente en esta ciudad francesa que hoy día también se reconoce por su célebre festival escénico contemporáneo. La ciudad de Aviñón, capital del departamento francés de la Valclusa, está situada cerca del río Roina, entre Arlés y Orange.
La imagen de la ciudad de Avignon es también la de su río, el Roina, y el bello puente que la atraviesa, Saint Bénézet. En sus orígenes, el puente unia Aviñón con la encantadora isla de la Barthelasse, en medio del río, y más allá, con Villeneuve-lez-Avignon, villa residencial situada en el otro lado del río. De los 22 arcos iniciales de Saint Bénézet hoy día sólo se conservan 4, pero su estampa sobre el río continúa siendo la preferida para la memoria colectiva de la ciudad, que incluso ha dedicado al puente una de las canciones populares francesas más conocidas.
En la época medieval Avignon estuvo marcada por la presencia papal durante casi un siglo, el legado pontificio disco en la ciudad Iglesias, torres, campanario, y el Monumental Palacio de los Papas, construido entre el 1334 y el 1363 como una suntuosa fortaleza que hoy día funciona como museo. Al lado de ésta se erigen la catedral de la ciudad y en la misma plaza que el palacio se erige el Museo du Petit Palais, con una colección muy interesante de pinturas italianas y esculturas de maestros de Avignon.
Otro de los grandes atractivos artísticos de la ciudad de Avignon qué es el Museo Calvet, situado en un palacio del siglo XVIII con pinturas y esculturas que van desde el siglo XV hasta el siglo XX. Una vez hecha la visita cultural vale la pena pasear por la ciudad antigua.
Imprescindible: Festival de Avignon
Cada mes de julio Avignon se convierte en la capital europea de las artes escénicas con la celebración de su prestigioso festival, considerado el más antiguo de toda Francia. Aunque comenzó en el 1947 y sólo tenía un carácter teatral, actualmente engloba otras disciplinas artísticas, como el cine, la y la danza. Avignon transforma así todos los veranos sus históricas Iglesias, capillas, claustros, y otros espacios en un escenario perfecto para el arte.