
La ciudad de León se extiende a orillas del rió Bernega y muy cerca del vértice donde su afluente el Todio le rinde aguas, fue surgiendo a partir de un campamento romano en el que, hacia el año 70, se instaló la Legión VII Gemina, fundada por el emperador Galba a fin de proteger las minas de oro de las Médulas. Tras un breve periodo en manos musulmanas, que la conquistaron en el 714, fue abandonada ante la presión de los pueblos cristianos del norte. Comenzó a resurgir, ya a principios del siglo X, cuando Ordoño II decidió fijar en ella la capital del reino astur-leonés. Un siglo más tarde, después de que Almanzor la devastara, Alfonso V la repobló con grupos de mozarabes. La llegada de los restos de San Isidoro de Sevilla, rescatados de Al Ándalus por Fernando I en 1063, potencio el papel del reino y de su capital como herederos de la tradición visigoda.
Gastronomía en León.
La sequedad y el frío invierno, junto con la disponibilidad de una excelente materia prima, son los mejores aliados de un arte culinario que los leoneses dominan magistralmente: la preparación de exquisitas chacinas que alcanzan gustos inolvidables en diversas variedades de chorizos, morcillas y cecinas, estas últimas sobretodo de vaca, animal que por estas zonas suministra carnes rojas de gran calidad. Las sopas de ajo con truchas, uno de los platos en el que se plasma la riqueza truchera de la provincia, y las de leche con pan son especialidades a tener en cuenta.
Visita rápida a León
Si se dispone de poco tiempo, lo mejor es concentrar la visita a León en sus cuatro edificios capitales: la Catedral, la basílica de San Isidoro, el hostal San Marcos y el MUSAC. La Catedral, tradicionalmente conocida como Pulchra leonina por su elegancia y armonía de sus formas, es una obra maestra del gótico español. Fue construida a partir de un templo románico en el mismo solar que ocupaba Ortoño II, hacia el siglo XIII.