
Lo primero que nos encontramos al entrar en la ciudad de Burgos, son las esbeltas torres de su impresionante Catedral, pero no solo es su Catedral lo que hace de la ciudad un lugar para visitar, Su situación en plena ruta jacobea y su legado monumental hacen de la misma uno de los enclaves más valiosos de la Península Ibérica. Por sus calles transitan peregrinos y viajeros, estudiantes y universitarios, los cuales le dan un calor especial, el cual contrasta con el gélido clima invernal. Una gran mayoría de sus calles y plazas son peatonales y sus espacios verdes hacen de Burgos un lugar ideal para el paseo durante el cual no dejaremos de sorprendernos por la historia que encierran los mismos con sus monumentos indescriptibles.
Un viaje a través de Burgos nos hará rememorar los tiempos de uno de los más celebres héroes Castellanos: El Cid Campeador, que tras los hallazgos de Atapuerca y su Catedral, forman una apasionante travesía. Burgos no es una ciudad grande, más sin ningún género de dudas la importancia de sus numerosos monumentos y su incuestionable historia, hace que sea aconsejable para el viajero pernotar en la ciudad un mínimo de dos días.
Su casco antigua, con infinidad de calles peatonales, en las que podemos localizar gran cantidad de comercios, bares y restaurantes en los que podremos deleitarnos con los excelentes productos de la tierra. Paralelo a la Catedral y al río Arlanzon, podremos efectuar un agradable paseo por el Espolón, al cual asoman la mayoría de las mejores casas de la ciudad. En el otro margen del río se puede agradecer un paseo por sus amplios parques y avenidas, como la Quinta o la Isla, más al sur encontraremos el monasterio de las Huelgas y el Hospital del Rey pasando por el parque del Parral. La zona nueva de Burgos comprende anchas avenidas como la del Cid Campeador, la de los Reyes Católicos o Victoria, encontraremos en ellas tiendas de moda, cafés y los bares más modernos.