
En la distancia, Burgos aparece como una catedral que tiene al lado una ciudad. Cruzado el Arlazón, que vertebra en torno a sus orillas, pronto empieza a advertirse que Burgos, aunque muy remozada, es una ciudad gótica cuyo esplendor, con ser considerable en el templo catedralicio (declarado patrimonio de la humanidad), no se agota en él, sino que se prolonga por todo el casco antiguo y aun es preciso perseguirlo extramuros: al oeste, en Las Huelgas, y al este, en Miraflores. Es muy probable que para entonces el que visite la ciudad haya sacado también la conclusión de que se encuentra en una urbe viva, orgullosa de su pasado.
Breve Historia de Burgos.
Bajo el reinado de Alfonso III el Magno (866-910), la necesidad de contar con un núcleo defensivo que permitiera asegurar los terrenos reconquistados llevo al monarca a ordenar al conde Diego Porcelos la fortificación y poblamiento del cerro de San Miguel. Ya en 884 la fortaleza sirvió como núcleo de cohesión de diversas aldehuelas y asentamientos los cuales eran nominados burgos, y fueron los que dieron origen y nombre a la ciudad. Ya en el siglo XI, ostentó la capitalidad del reino castellano-leonés y contribuyo en modo decisivo a la tarea de la reconquista: baste recordar la figura del Cid Campeador, el héroe burgalés por excelencia.
La Catedral de Burgos
Sin duda la mayor belleza de Burgos. Su construcción se inició en 1221 a instancias del rey Fernando III el Santo y el obispo Mauricio sobre un templo anterior romano. Se desarrolló su construcción según el modelo de las grandes catedrales franco-normandas y en 1260 ya se pudo consagrar el templo. Su contenido artístico es tan impresionante que es muy complicado definir lo en estas pocas líneas. Robustas columnas elevan la parte central por encima de las laterales. Cerca de su entrada, unas curiosas figuras articuladas, El Papamoscas y Martinillo, que forman parte de un reloj, son un gran atractivo. En el centro del crucero, bajo la arabizante y luminosa cúpula, se encuentran, a nivel de suelo, las tumbas de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, y de su esposa Jimena.